trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos alimenticios suponen un reto para el círculo cercano de quien lo padece. En este artículo te presentamos algunas ideas de lo que puedes hacer.

trastornos de la conducta alimentaria
Es importante motivar a la persona a consultar para evitar consecuencias graves de salud.

Los trastornos de la alimentación son afecciones graves que se relacionan con las conductas alimentarias. Por lo tanto, afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarte en áreas importantes de la vida. Requieren ser tratados por un grupo interdisciplinario de profesionales de la salud, quienes deben estar entrenados y capacitados en el tema.

Es importante saber que las conductas extremas persistentes asociadas a estos trastornos asustan y confunden. Debido a esto se puede desestimar todo lo que padece un ser querido y de ahí que muchos aspectos del problema se lleven en secreto. Aún así debes recordar que se trata de algo muy delicado que podría tener consecuencias a largo plazo.

Reconocer un trastorno de la conducta alimentaria puede ser una tarea ardua para todos, incluidos los profesionales, entonces ¿por dónde empezar?

Identifica conductas problemáticas

Muchas personas deciden seguir o iniciar una dieta por diversos motivos. ¿Cómo saber que no se trata de algo pasajero? Estos son algunos de los signos de alarma:

  • Ocultar que hacen dieta.
  • Cambiar repentinamente de hábitos alimentarios (iniciar dietas vegetarianas o veganas).
  • Negar que tengan hambre.
  • Prohibir los antojos.
  • Ocultar la pérdida de peso (usando ropa holgada).
  • Mostrar mayor interés por la comida (cocinar para otras personas).
  • Hojear muchos libros de recetas, mirar atentamente las estanterías y llevar un recuento de calorías.
  • Insistir que debe comer menos que los demás y comer porciones muy pequeñas.
  • Evitar comer en compañía y excusarse diciendo que ya han comido. 
  • Ritualizar comportamientos relacionados con la limpieza y el orden.
  • Desaparecer durante y después de las comidas. 
  • Usar en exceso ambientadores para ocultar el olor a vómito.
  • Hacer ejercicio exagerado o intensificar hábitos ya existentes, siguiendo una rutina estricta, rígida y exigente.
  • Cambios en el estado de ánimo, irritabilidad y asilamiento.

Abordar el tema con seguridad y preparación

  • Prepárate para las posibles situaciones que se pueden presentar al hablar del tema con tu familiar. Practica lo que vas a decir.
  • Busca tanta información como puedas sobre los trastornos de la alimentación y compara tus propias observaciones con las descripciones de casos que allí refieren.
  • Ayuda a la persona a desplazar su atención de la alimentación. Habla de valores más profundos tales como: su salud, sus ambiciones en la vida y sus metas.
  • Evita ser cómplice. No alientes las conversaciones entorno a los alimentos: discutir sobre la comida, las calorías, la silueta, la imagen corporal o el peso.
  • Muestra tranquilidad y compasión.
  • Presta atención a tus palabras y no uses juicios.
  • Invita y acompaña a buscar ayuda profesional.

Otros consejos

  • No es fácil ayudar a la persona que tiene un trastorno de la conducta alimentaria. Como observador puedes advertir que las conductas alimentarias (tanto por exceso como por defecto) influyen no sólo en la calidad de vida de tu ser querido sino también en la tuya. 
  • Es común que sientas que es imposible plantear adecuadamente tu preocupación cuando la persona le resta importancia. Uno de los signos clínicos esenciales de la presencia de un trastorno es que la persona percibe que su comportamiento le ofrece algún beneficio. Por ejemplo: una sensación de bienestar, fuerza, control, singularidad, entre otros.
  • Las conductas problemáticas con la alimentación son muy riesgosas ya que se puede desarrollar una dinámica similar a una adicción. Cuando la persona ayuna con una dieta monótona baja en calorías durante largos periodos, puede ocurrir que al ingerir en pequeñas cantidades algo que sea apetitoso ya no sea capaz de detenerse.
  • Es normal que te sientas impotente, cada vez que tu ser querido se enfada y/o se siente humillado/da cuando abordas el tema. Además de las comidas, otro aspecto esencial de la vida como las relaciones interpersonales pueden volverse muy tensas. 
  • Finalmente, la recuperación es posible. No olvides que el amor y el acompañamiento de la familia es esencial ¡No bajes los brazos!

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